Sentí la nostalgia de un pasado.
Las cumbres de mi alma agotada
recogían la nieve de mi escasa fuerza
y la furia del viento de constante angustia.
La mirada de mi pedregoso camino
vislumbraba mis años de juventud
cuando mi corazón sediento de experiencias
y la necesidad de vida intensa,
llenaba de esperanza mi vida.
Los pálpitos de mi atormentado corazón
pidiendo clemencia a la vida
estremecían mis débiles sentimientos
vapuleaban mis ilusiones perdidas,
atormentaban mis ideales soñados.
Veía el fin de un mundo
que había generado en mi mente,
había soñado en mi alma,
había fortalecido en mi corazón,
pero que la mano implacable de la vida,
la Voz del destino
y la huida de mis Ángeles soñados
me habían conducido al abismo del miedo,
al acantilado de la inseguridad
y a la oscuridad mas profunda de la vida,
donde el niño y el adulto de mi ser
perdieron la falsa orientación creada.
Fueron los pesares de un soñador
que vivía en el mundo de los adultos,
sin el amor ni la protección
de la ignorancia de un amor maltrecho.
Ángel Sanz Goena
Ráfagas de luz sobre un poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario