-( Me paice que ésta es la tienda.)
-¿ Venden aquí catalejos?
-Sí, señor.
-Pues güenos días.
-Que los tenga usté muy buenos.
-Saque usté a ver.
-¿ De qué clase?
- ¡ Porra, si ya no me acuerdo! ....
de ésos que están dos junticos.
-Dos junticos.... ¡ Ah ! gemelos.
-Sí, siñor, eso les dicen.
¡ Ya son encarguicos éstos !
Me los encomienda un tío
que se ha quedáu en el pueblo,
y al infeliz le hacen falta
porque ve poco ende lejos.
-Pues aquí podrá usté ver
el surtido que tenemos:
éstos son de cinco duros.
-¡ Rediez, qué carico es esto!
Y de esos otros ¿ qué pide ?
- Esos valen tres y medio.
-Amos.... por cincuenta riales
me los llevaré.
- No puedo;
ya me cuestan mucho más.
Si quiere usté de ese precio,
también los podré ofrecer,
pero no serán tan buenos.
- ¿ Me los llevo en los tres duros ?
- Si le he dicho a usté lo menos.
-¿ Tiene usté palabra e ray ?
-No, señor, pero es que quiero
con el que compra en mi casa
no gastar en balde el tiempo,
-Ni una perra más le doy
los mercaré en otro puesto.
Conque adiós,
-Pero oiga usté,
fijese usté en los gemelos,
- Ya mi fijáu. ¿ Me los dá?
-Vamos, vuelva usté por ellos,
pero le aseguro a usté
que me hace perder dinero.
¿ Los pondrá en una cajita?
-Sí, pero aguarde un momento.
Himos dicho que tres duros.
-Eso himos dicho.
-Pues güeno.
Tome usté trenta realicos
y cuérteme uno de ésos,
porque me ocurre una cosa,
que mi probé tío es tuerto
y, sobrándole un cañuto.
se pue escusar duro y medio.
SIXTO CELORRIO GUILLÉN ( 1871-1924)
Filosofía baturra
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