NOS queda poco tiempo
para encontrar la palabra
que nos ha de acompañar
para siempre.
Porque sobre las piedras cotidianas
de nuestro caminar,
ha de posarse un viento presuroso
que nos queme los pies, a cualquier hora.
Sin embargo es posible que la lluvia
nos fertilice la tierra
y nos apacigüe el mar,
nos haga unir las manos fuertemente.
Pero todo puede siempre
no ser. No ser, quizás. A cualquier hora.
Nos queda poco tiempo.
ENRIQUE BADOSA
1956-1971
TIEMPO DE ESPERAR, TIEMPO DE ESPERANZA
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