Camino silencioso, despacio,
entre árboles y espesa niebla,
donde unas hojas otoñales
sienten el paso de mi alma densa.
Camino silencioso, cabizbajo,
con mi mente serena.
Una voz se escucha en el silencio,
en el silencio de la inmensa niebla.
Camino silencioso, reflexivo,
con la mirada serena y tierna
mientras los árboles callados
escuchan lo que mi alma encierra.
Camino silencioso, atento,
con una sensación de pérdida.
Unos cánticos se oyen a lo lejos
que a mi templanza ahuyentan.
Camino silencioso, dormido,
entre los arbustos y la niebla.
En un día amargo que he vivido
donde mis temores aumentan.
Descanso en un arroyo
donde el sol me alimenta.
Donde la muerte ha llegado,
llevándose su pieza.
Adiós alma sin nombre
que ya estás de vuelta.
Has dejado ya de ser hombre
y vuelves a tu estancia secreta.
Adiós, padre mío,
hasta siempre.
Yo seguiré tu camino
cuando la muerte esté de vuelta.
ÁNGEL SANZ GOENA
Ráfagas de luz sobre un poeta
2002
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