Setenta veces siete lo intenté, si me largo
para siempre es porque no puedo más,
no tengo nada que perder,
sólo el miedo a la soledad.
Me temo que esta vez es el fin,
adiós amor, adiós mujeres,
puede ser un caso de in-
compatibilidad de caracteres.
Cada vez que digo que sí
ella en cambio opina que no,
siempre que prefiero dormir
ella insiste en hacer el amor.
Si la engaño con una rócker,
ella me la da con un mod,
cada vez que yo ligo póquer
ella lleva escalera de color.
Cuando le propongo salir me contesta
" ni pensarlo, hogar, dulce hogar ",
canto algo de Bob Dylan y protesta
(maldición, su rollo es el vals).
Si me excita el sesenta y nueve
me grita "¡ quiero un cuarenta y dos !"
siempre que en mi piso de Tabernillas llueve,
en su buhardilla brilla el sol.
Cuando me mudé al Albaicín
ella en su Lavapiés se quedó,
si coreo "hala, Madrid"
me responde "Atleti campeón".
Cuando doy un paso adelante
ella da dos pasos atrás,
si ando loco por una amante
me echa un poco de bromuro en el coñac.
Siempre que la voy a besar
me lo impide un repentino ataque de tos,
trato de dejar de fumar
y por mi santo me regala un cartón.
Cuando de repente la olvido
jura que se muere por mí,
siempre que por fin me suicido
acto seguido le entran ganas de vivir.
JOAQUÍN SABINA
Juez y parte 1985
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