estas pilas de un timbre que se secó,
esta mala ventura, esta contradanza,
este tráiler de mudanzas
con los muebles del amor.
Esta campara herida en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas,
este payaso que ya no hace reir,
este arrabal sin grillos en primavera
ni espaldas con cremallera
ni anillos de presumir.
Este dulce de leche contaminado,
este perro andaluz sin domesticar,
este orgullo de príncipe destronado,
esta espina de pecado,
esta ruina de don Juan.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtrala desolación
de saber que éstos son
los últimos versos que te escribo.
Para decir condiós a los dos
nos sobran los motivos.
Esta necesidad de necesitarte,
este llamarte sin querer llamar,
este olvidarme del deber de olviarte
este lunes, este martes
y el miércoles que vendrá.
Esa lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barba Azul,
que poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas,
entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra huérfana y delirante
con su terco knock knockin' on heavens's door,
estos dedos que dejan caer un guante,
delicado y trashumante,
a los pies de un trovador.
Este Land Rover aparcado en tu puerta,
la rueca de Penélope en Luna Park,
este sueño que sueña que se despierta,
esta caracola muerta
sin la gramola del mar.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtrala desolación
de saber que éstos son
los últimos versos que te escribo.
Para decir condiós a los dos
nos sobran los motivos.
JOAQUÍN SABINA
De viva voz y adosados.
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