En las paredes perdurables,
en los papeles de lo cierto,
en el gemir de las ciudades
y entre los hombres sin engaño,
la única ley de estar con Dios:
que nadie oculte el pan ajeno,
que nunca el aire esté cerrado,
que todos digan lo que digan,
que nadie apague luces nuevas,
que nadie impida ningún sol,
que nadie viva en lo maligno,
que nadie nunca siga solo,
que la luz alce bien sus nombres,
que pasen niños por la calle,
que venga el día sin temor,
que queden libros siempre escritos,
que abra ventanas la inocencia,
que sean claras las palabras,
que no persista el agua seca,
que todo el mundo tenga voz,
que nadie sufra por su casa,
que todos sepan de lo bueno,
que todos sean gente libre,
que nadie venza nunca a nadie,
y que la paz sea el amor.
ENRIQUE BADOSA
Poesía 1956-1971
Cuarta Contemplación.
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