De mar a mar entre los dos la guerra,
más honda que la mar. En mi parterre,
miro a la mar que el horizonte cierra.
Tú, asomada, Guiomar, a un finisterre,
miras hacia otra mar, la mar de España
que Camoens cantara, tenebrosa.
Acaso a tí mi ausencia te acompaña.
A mí me duele tu recuerdo, diosa.
La guerra dió al amor el tajo fuerte.
Y es la total angustia de la muerte,
con la sonbra infecunda de la llama
y la soñada miel de amor tardío,
y la flor imposible de la rama
que ha sentido del hacha el corte frío.
ANTONIO MACHADO
1875-1939
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