En el banco de un parque, en el respaldo
que cobija penumbras y caricias,
hallé tu nombre escrito. ¿ Pero hay alguien
que comparta contigo el mismo nombre,
esta palabra íntima
que poseía yo tan solamente
y a la cual tú tan sólo respondías?
¡ No puede ser ! Tu nombre permanece
escrito en el dolor y en las ausencias,
no hay cuchillo que pueda proclamarlo
sobre maderas viejas.
Para decir tu nombre no hay palabras
más que las que yo tengo y nunca digo
porque pasó el amor y su merecimiento.
Pasó el amor y todo lo que ocurre.
Tengo miedo de días alejados,
y el tiempo está perdido para siempre.
Viene el frío a mis manos y a mi casa,
donde sólo tu nombre instauraría
la tibieza del pan recién cortado
y la luz para ver lo que sucede.
Quien con cuchillo exacto y amoroso
acuñaba tu nombre, escribió mi silencio.
ENRIQUE BADOSA
Arte Poética 1968
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