De súbito,
Dominando una masa de ciudad
En calor de gentío,
Surge con atropello
Clamante, suplicante,
Gimiente,
Desgarrándolo todo,
La terrible sirena.
¿Qué, qué ocurre?
¿Quién está agonizando
Muy cerca de nosotros, ahora mismo?
¿Dónde el mal, sus revólveres, sus llamas?
La sirena se arroja,
Va tras la salvación,
Con apremiante angustia
Se impone.
Pasa hiriendo el minuto:
Alarido brutal, que nos concierne.
Pide atención a todos sin demora
La alarma, tanta alarma.
Y un dolor invasor ocupa el ámbito
De la calle, del hombre.
JORGE GUILLÉN
Clamor, 1963
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