Tantos rostros que se quedaron al borde del retorno.
Abecedarios vencidos
por haberlo dicho todo
se fueron extinguiendo en las playas de la nostalgia.
El equipo de la voz
fue un adolescente que no sabía olvidar.
No volvieron.
La muerte les pidió la mano
en un sueño cualquiera de sus sueños,
se los llevó a conocer otra espera, otra ausencia.
Dime si estás aún ahí
enterrado, esperando
o si ya te has ido a inventar otra vida.
-En el corazón de unas piedras
hay un latido tan largo como el silencio-
Si la palabra fue la mirada
que le dió vida a tus ojos,
si fue ella el cristal
que impidió tu regreso,
poeta, lo mortal en tí es presencia
y volver sería otra muerte.
LORENZO SAVAL
1954
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