que no sufra un momento más sin primavera,
yo no vendí sino mis manos al dolor,
ahora, bienamada, déjame con tus besos.
Cubre la luz del mes abierto con tu aroma,
cierra las puertas con tu cabellera,
y en cuanto a mí no olvides que si despierto y lloro
es porque en sueños sólo hay un niño perdido.
que busca entre las hojas de la noche de tus manos,
el contacto del trigo que tú me comunicas,
un rapto centelleante de sombra y energía.
Oh, bienamada, y nada más que sombra
por donde me acompañes en tus seños
y me digas la hora de la luz.
PABLO NERUDA
1904-1973
No hay comentarios:
Publicar un comentario