Siempre te he amado
y te sigo amando.
Sólo sé que tu esencia,
alma y cuerpo,
llenan mi plácida morada.
Mi voz, siempre al descubierto,
y mi alma, siempre desnuda para tí,
han descendido a tus pesares y dudas
y ascendido a tu fuerza de vivir.
Mis sentimientos y sensaciones,
que buscan tu aliento,
tu cariño,
tu sonrisa,
tu encanto,
tu gran alegría,
estaban tristes y con el desencanto
de no tener tu fragancia exquisita.
Te amo en silencio,
siento tus entrañas.
Tu cuerpo, el que tanto adoro,
y tu alma, a la que tanto admiro,
están en mis dorados sueños
que luchan por sentirte amada.
Mi corazón, como torrente violento,
vive apresado en tus dominios,
y necesita sentirte muy adentro
con tus labios unidos a los míos.
Espero que en esta vida terrenal,
en la que has sido fuente de inspiración,
aliento en momentos perdidos,
música de una bella canción,
dulce camino de mis sentidos,
pueda compartir tu cuerpo y tu corazón
y que Dios contemple nuestros cuerpos unidos.
ÁNGEL SANZ GAONA
Ráfagas de luz sobre un poema 2002
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