¿No la conocéis? Entonces
imaginadla, soñadla.
¿Quién será capaz de hacer
el retrato de su amada.
Yo sólo podría hablaros
vagamente de su lángida
figura, de su aureola
triste, profunda y romántica.
Os diría que sus trenzas
rizadas sobre la espalda
son tan negras que iluminan
en la noche. Que cuando anda
no parece que se apoya,
flota, navega , resbala...
Os hablaría de un gesto
muy suyo....., de sus palabras,
a la vez desdén y mimo,
a un tiempo reproche y lágrimas,
distantes como en un éxtasis,
como en un beso cercanas....
Pero no: cerrad los ojos,
imaginadla, soñadla,
reflejada en el cambiante
espejo de vuestra alma.
GERARDO DIEGO
Romancero de la novia, 1918
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