Blancos cabellos que avanzan
junto a un hombre hundido
por el dolor de un hijo perdido
entre mundos olvidados.
Camina prisionero en la vida,
por el llanto y la tristeza,
por los besos perdidos,
por los abrazos condenados,
por la corriente de amor esparcida,
por la ausencia de miradas alegres,
y la carencia de unos hombros protectores
que no acogen sus sueños.
Camina su ancianidad,
recordando sus bellos romances,
sus alegrías e ilusiones,
sus sueños conquistados,
sus noches perdidas
en amores frustrados.
Su mirada, perdida en el tiempo,
emana de unos ojos caídos
por el camino de un hijo torturado
y las vivencias de su camino empobrecido.
Caminan unos cabellos blancos
con un cuerpo apresado
por las frívolas vivencias
de un triste pasado.
ÁNGEL SANZ GOENA
Ráfagas de luz sobrre un poeta 2002
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