CADA mañana vuelve a su trabajo
de tinta, de papel y libertad,
obrero de palabras cotidianas
para quien quiera más que tener pan.
A plena luz y que lo vean todos,
desenmascara tintas de tiniebla;
y en el silencio del papel en blanco,
traza una voz que pide la verdad.
Al regresar a casa, muchas veces
gentes de pro le dicen que muy bien,
le muestran sus tarjetas de inocencia,
y le queman la tinta y del papel.
ENRIQUE BADOSA
1956-1971
Historias en Venecia 1971
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