CON esta autoridad que me proviene
de ser hombre que pasa y que labora,
que lleva nombre simple y olvidable,
y que vive de pie todas sus horas,
hago saber que basta de tristeza
por no alcanzar el pan que Dios otorga,
que basta de silencio castigado
por no elevar palabras salvadoras,
que ya está bien de cruces para muertos,
y que la vida enciende sus antorchas.
Hago saber que afirmo la esperanza.
¡Ordeno y mando amar todas las cosas!
ENRIQUE BADOSA
1956-1971
Historias en Venecia
1971
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