Sueños perdidos en el mar azul
de la esperanza de un viaje alado,
donde las hadas con su amor y quietud
lanzan bellos versos cantados.
Amor que embriaga a un triste corazón
apresado en la esclavitud de un compromiso
que no se elevó de su pobre razón
ni llegó asentir por su amor indeciso.
Versos que le cantan las diosas de la noche
entre las bellas flores estrelladas,
y entre los bellos carros de fuego
surgen los dioses con unas bellas baladas.
El silencio rompe su silencio
y lanza su voz callada,
exclamando en su peregrino viaje:
¡ cuánta luz tiene mi morada !
Más allá del camino del tiempo
donde está la voz apresada,
el murmullo de un rincón del Universo
surge del mundo de la Nada.
Y más allá de aquel triste corazón
que no encontró amor en su vieja cascada,
pasea callado el jinete de la razón
sin encontrar su imaginación amada.
ÁNGEL SANZ GOENA
Ráfagas de luz sobre un poema
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