Nubes, sol, prado verde y caserío
en la loma, revueltos. Primavera
puso en el aire de este campo frío
la gracia de sus chopos de la ribera.
Los caminos del valle van al río,
y allí. junto del agua, amor espera.
¿ Por tí se ha puesto el campo ese atavío
de joven, oh invisible compañera ?
¿ Y ese perfume del habar al viento ?
¿ Y esa primera blanca margarita ?
¿ Tú me acompañas ? En mi mano siento
doble latido; el corazón me grita,
que las sienes me asorda el pensamiento:
eres tú quién florece y resucita.
ANTONIO MACHADO
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