- ¡ Macario !
- ¿ Qué quiés ?
- Amos a vesitar a la boticaria, que estuvo a vernos por Pascua y aun no le hemos güelto la visita.
- ¡ Rediez....! y con lo charradora que es la buena mujer. Me va a levantar un dolor de cabeza como pa mí solo.
- Hala, hala, no hay otro remedio, Pa eso eres alcalde, pa tratate con las presonas prencipales y ser pulítico con todos.
- Pus amos, y sea lo que Dios quiera.
- ¡ Vaya, vaya, ustedes por aquí, cuánto me alegro! ¿ La familia buena ?
- No hay novedad, a Dios gracias. ¿ Y Ustedes ?
- Yo soy la peor.
- Pus lleva usted fama de güena.
- Vamos, no sea usted bromista, se ñor alcalde. Quiero decir que soy la más enferma. Hace un rato que estoy sufriendo conuna cefalalgia.
- ¡ Rediez ! ¿ Y qué es eso de la cejalancia ?
- Un dolor nervioso a la cabeza que no me deja vivir.
El alcalde casi se alegra de la cefalalgia, porque cree que con eso se librará de la charla de la boticaria; pero sale chasqueado, porque durante una hora no suelta la palabra, hasta que los visitantes se levantan para marchar.
- ¡Ay, cuánto les agradezco la visita! -dice la boticaria-.Con su agradable conversación me han hecho ustedes perder el dolor de cabeza.
A lo cual replicó el alcalde:
- Pus no se ha perdido del todo , porque ¡ ya sé yo quién se lo ha encontrao !
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