Como en otoño el árbol sobre el río
deja caer sus hojas plateadas
o la luna su luz , tan suavemente,
desprender yo quisiera mis palabras
de mis labios en paz.
Subir del corazón versos en calma,
sin arrancarle gritos,
hacer ondas tranquilas en el agua
de quien me escuche o lea.
Igual que un niño lanza
en la orilla de un lago o de un estanque,
blancos barquitos de papel al agua,
con esas manos de plumón rosado,
con esa pura candidez sin llaga
pudiera yo escribir, formar mis versos
sin ese filo loco que llevan
mis palabras......
(Pero hay que tajar noche
-tajos de luz- para subir al Alba
y acuchillar los muros de las heridas altas
y ametrallar las sombras, con la vida
en las manos sin paz, amartillada)
MARCOS ANA
Poemas de la prisión y la vida.
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