EL hombre de la calle, el hombre medio
no suele ser, qué va, intelectual:
docto en sabiduría deportiva,
los libros no le acaban de gustar.
Si algunas veces lee -pues sí sabe-
tan sólo lee el último "Nadal",
el último "planeta" y las revistas
en las que únicamente hay que mirar.
No obstante, se interesa por las ciencias
exactas: la quiniela semanal.
Hablar, sí habla: pero no conversa,
pues no está acostumbrado a respetar
el pensamiento ajeno. Es un buen chico
no distinguido, no, por liberal.
El hombre de la calle, en esta tierra,
más que a hablar, acostumbra a declamar;
y a la fuerza de codazos decibélicos,
incluso logra hacerse respetar.
Por esto habla tan sólo en lengua muerta.
No muerta por antigua: por banal.
De las cosas que ocurren,sólo sabe
si le va bien en casa, nada más;
del periódico ve los titulares,
sucesos y deportes, claro está;
y a veces se propone crucigramas,
que es algo que va bien para pensar.
Es experto, esto sí, y es también docto
en el arte de la publicidad;
por algo "ve la tele", que le nutre
de gran cultura media y general.
Ni lee ni conversa. ¿ Y el teatro ?
Para qué, si lo televisarán,,,,,
Le gustan más los chistes, las noticias
de fútbol y política local,
porque la nacional es una cosa
que vale más dejarla como está.
La gente de la calle es gente seria
que no quiere problemas nunca más,
y que delega en otros la tarea
de organizar su propia dignidad.
Pero no la acuséis en demasía:
el hombre de la calle es muy cabal,
y nunca tuvo escuela ni despensa,
ni voz propia, ni suerte, ni papá.
ENRIQUE BADOSA
Poesía 1956-1971
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