Que dulzura, esas noches, que dulzura
de mieles tan rotundas y cabales.
Que horizonte a mi pecho: tus panales
hiriéndome con suave dentadura.
Por mis venas,amor, tu mordedura,
en un retorno ardiente de rosales,
y tus manos amantes por mis males
aún húmedas de llanto y de ternura.
Me despierto contigo, y aún me siento
la sombra de tus labios por mi boca
y un susurro glorioso por mi oído.
Te llevo conmigo, como el viento
se lleva los sabores de las rosas:
desgarrado al pasar, y concebido.
MARCOS ANA
Poemas de la prisión y la vida.
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