domingo, 25 de mayo de 2014

UN BATURRICO

Goyo se escapa de casa y se pasa toda la tarde con otros chicos cogiendo litones.
Por la noche vuelve a casa con los calzones rotos, y su madre, la tía Faustina, le espera con una vara de fresno y le propina una soberana paliza.
- Toma, crianzón malo, que me vas a sacar del mundo por chitano y por soguero.
- Madre, no pegue tan fuerte- dice Goyo llorando alágrima viva-. Dá usté sin compasión.
-¡ Aún pensarás que te pego por mi gusto!
-¡ Rediez, pues por el mío tampoco será !




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