Ya alcanzan las gargantas sus almenas,
ya giran en su noria las canciones....
y van, indiferentes cangilones,
llenándose en el pozo de mis penas.
Me hacen daño esos gritos. Son arena
para mis ojos. Sobre mi pecho arpones
de ausencia y de recuerdo. Costurones
abiertos en la carne, y en las venas
un dolor de la sangre muda y cana.
Vuelvo a mi soledad. A mi consuelo,
a un libro de Machado, a su Castilla,
( hermana de mi alma, seca y llana )
a sus pueblos tan tristes, a mi anhelo
como su tierra calva y amarilla.
MARCOS ANA
Poemas de la prisión y la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario