Todos los ojos
estaban abiertos
frente a la soledad
despintada por el llanto.
Tin,
tan,
tin
tan.
Los verdes cipreses
guardaban su alma
arrugada por el viento,
y las palabras como guadañas
segaban almas de flores.
Tin,
tan,
tin
tan.
El cielo estaba marchito.
¡ Oh tarde cautiva por las nubes,
esfinge sin ojos !
Obeliscos y chimeneas
hacían pompas de jabón.
Tin,
tan,
tin
tan.
Los ritmos se curvaban
y se curvaba el aire.
Guerreros de niebla
hacían de los árboles
catapultas.
Tin,
tan,
tin
tan.
¡ Oh tarde,
tarde de mi otro beso !
Tema lejano de mi sombra,
¡ sin rayo de oro !
Cascabel vacío.
Tarde desmoronada
sobre piras de silencio.
Tin,
tan,
tin
tan.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Libro de poemas 1921
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