Rama tierna que esplendes dulcemente
-un vaso de tu sangre en transparencia-
centella de mi luz, adolescencia
del árbol arrancada vivamente.
..... Y al árbol de mi vida, a tu simiente
sigues prendida aún: filos de ausencia
no han roto la raíz, no hay violencia
que arranque a esta montaña su torrente.
Cuida orgullosa de verde sol tu frente,
¡Que mi sien por nada se arrodilla,
no hay sombra que acampe por mis ojos!
Que suena el porvenir -alba y rompiente-
y ese huracán de lumbre, esa semilla,
desborda ya los muros y cerrojos.
MARCOS ANA
Poemas de la prisión y la vida
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