No, no quiero olvidar. ¡ Si en los abrojos
encuentra más consuelo mi desnudo
corazón ! Si penar no lo hay más crudo
que verte ir furtiva entre sollozos.
Si me es dulce el dolor, cuando tus ojos
sueltan sus verdes aves por saludo
y el vuelo fugitivo, audaz y mudo,
alcanzan la arboleda de mis ojos.
Si cuando el cielo, en torno a mi castigo,
cierra su ojo de sol y abre el de la luna,
en la espuma del sueño te doy cita,
compañera del alma y te consigo
donde hace el desgraciado su fortuna:
sobre esa onda mágica, infinita.
MARCOS ANA
Poemas de la prisión y la vida.
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