No rogamos clemencia. Yo no pido
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vencidas, en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.
Yo no pido clemencia.Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden bosques de orgullo en mi palabra
cuando exigen que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descuelguen de sus cruces.
Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cadáver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarnio
mi cabeza cortada en una pica.
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano en mano golpeando
corazón de mi pueblo prisionero.
MARCOS ANA
Poema de la prisión y la vida.
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