Nunca es tarde para empezar
de cero,
para quemar barcos,
para que alguien te diga:
-Yo sólo puedo estar contigo o contra
mí.
Nunca es tarde para cortar la cuerda,
para volver a echar las campanas al
vuelo,
para beber de ese agua que no ibas a
beber.
Nunca es tarde para romper con todo,
para dejar de ser un hombre que no
pueda
permitirse un pasado.
Y además
es tan fácil:
llega María, acaba el invierno, sale el
sol,
la nieve llora lágrimas de gigante
vencido
y de pronto la puerta no es un error
del muro
y la calma no es cal viva en el alma
y mis llaves no cierran y abren una
prisión.
Es así, tan sencillo de explicar:
-Ya no es tarde,
y si antes escribía para poder vivir,
ahora
quiero vivir
para contarlo.
BENJAMÍN PRADO
Ya no es tarde.
Madrid 2015
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