María me hace siempre el equipaje;
decide las camisas donde el vino
olvidará un segundo de su planeta en llamas;
unos zapatos que abran un Mar Rojo en la lluvia;
los guantes que boxean contra el hielo;
selecciona colores que hablen en mismo idioma;
y algunas cosas que inventó Neruda:
el jabón que va a hundirse
en el agua
lo mismo
que un pescado ciego;
los calcetines como liebres suaves;
las tijeras
que son
dos ríos amarrados
o el pájaro que vuela en las peluquerías.
Cuando elige mi ropa,
María se parece
al general que pasa revista a sus soldados.
Sabe que quien me mire va a vislumbrarla a ella
como entre el tigre puede verse a Borges
o los ojos del médico
atisban huesos y órganos debajo de la piel.
El amor es cuidarnos; es no darse la espalda;
es querer algo igual que si no lo tuvieses;
es que los sueños de otro te hagan realidad.
El amor es tener una sola bandera
y dos razones para cada cosa.
María nunca ha dicho que cuando uno está triste
el corazón se cierre como una flor nocturna,
ni ha llamado a las olas dentelladas del frío.
Pero sabe que todos los poemas del mundo
caben en mi maleta cuando la hacen sus manos.
BENJAMÍN PRADO
Ya no es tarde
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