Ha roto la armonía
de la noche profunda
el calderón helado y soñoliento
de la media luna.
Las acequias protestan sordamente,
arropadas con juncias,
y las ranas, meucines de la sombra,
se han quedado mudas.
En la vieja taberna del poblado
cesó la triste música,
y ha puesto la sordina a su aristón
la estrella más antigua.
El viento se ha sentado en los torcales
de la montaña oscura,
y un chopo solitario - el Pitágoras
de la casta llanura -
quiere dar, con su mano centenaria,
uun cachete a la luna.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Libro de poemas 1921
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