Hoy cruzó mi memoria otra vez
el gusano de seda de un tren,
tu falda al viento en el andén de una estación.
Tú eras hija del dueño del bar;
adivina quién era el chaval,
nariz contra el cristal, que te decía adiós.
Pasé durante cinco años
por tu misma via
coleccionando desengaños,
nunca descendía.
Tu corazón con besos
de neón soñaba
viendo perderse aquel expreso
dirección Granada.
No llegó aquella historia a nacer,
iba a toda pastilla mi tren,
quién iba a suponer que eras una canción.
Y aunque nunca he sabido de tí
muchas noches no puedo dormir,
tu pelo hace cosquillas en mi imaginación.
Muchacha de los ojos tristes
y las manos frías,
los besos que jamás me diste
queman todavía
como un tizón mis huesos
cuando, por la almohada,
pasa el fantasma del expreso
de la madrugada.
Como un tizón mis huesos
y mi piel marcada
por los raíles del expreso
dirección Granada.
Muchacha de los ojos tristes
y las manos frías,
los besos que jamás me diste
queman todavía
como un tizón mis huesos
cuando, por la almohada,
pasa el fantasma del expreso
chucuchú chucuchú
tu imagen en mis huesos
llevo tatuada,
nuestra señora del expreso
dirección Granada.
JOAQUÍN SABINA
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