En aquella primavera se le aflojaron los tornillos;
en unas curvas peligrosas
se le rompió la dirección.
Los testigos afirmaron que se lanzó al bello precipicio
-como a sabiendas-.
Murió de corazón roto
a tantos de tantos, como tantos,
aunque continúa yendo a la oficina.
GLORIA FUERTES
Obras incompletas
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