He sumado tantas excusas
como aterrizajes caben en mis manos.
No arrugues los hombros,
desnuda de argumentos te vuelves pequeña.
Rescata los permitidos y los pensados
entre columna y columna, la seguridad
que se te escapa entrecortada.
Allí te escondes, con tremenda bondad,
dejando al descuido un ejército de estrellas amontonadas,
esperando tu paso, callándote más por entenderlo menos,
dejando que de tu pelo crezcan zarzas
y que en tus ojos habiten los peces
que se comen los restos podridos de la tragedia.
VANESA MARTÍN
Mujer océano
2016
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