Me robabas el espacio en los bailes nocturnos de hielo,
negando contundente tu intención de acercarte.
Como estrategia puse a salvo de mí lo poco que pude.
En aquel momento fui alguien que te amansó temores,
encendiéndote luces en la calle del olvido.
Puse en fila mis mejores voluntades para tus oídos dañados,
anticipé una emoción al creer que tus miradas era cómplices,
tus palabras, caricias, y en tu búsqueda encallé.
No fue más que un chaparrón de verano.
Y sonrío al pensarlo, ¡ qué peripecia !
Conseguí llevarme la contraria,
y, aunque no del todo hábil,
te esperé pacientemente
para un adiós bajito..... igual de contundente.
VANESA MARTÍN
Mujer Océano.
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