No sé qué parte me perdí de ti ni en qué momento me volví a saltar,
ni siquiera sé si he llegado a hacerlo.
No encuentro el manual de instrucciones de la confianza,
llegar y verte por encima de miles de personas,
rozarte por entre miles de brazos.
A pesar de los años, lon encuentros, las idas y las venidas,
las huidas hacia adelante y las excusas,
seguimos cosechando sonrisas.
No seas tú,no puedes ser tú, no debieras ser tú.
Va siendo hora de devolverte el respeto que te perdí al subestimarte.
Me fuí antes de la última ronda y ya no supe qué más.
No sé si quiero cuarenta y ocho horas contigo o correr el riesgo de repudiarte.
No sé si prefiero encontrarte algún día por sorpresa
y que celebremos los quites de la vida,
dejarte unos billetes a Viena escondidos en el mueble de la entreda
o que me sigas mirando arrastrándome mar adentro.
Pongamos altura de por medio hasta que nos borre el rastro.
No sé cómo ponerme a salvo y no cabrearme contigo.
Aprendí a cuidarme de rodillas y a no querer a nadie más que en reflejos.
Tu pulso me inquieta, saltó la tapia de alambres,
tu piel me arde a pocos centrímetros y tu sexo me rinde poderosamenmte.
Quiero mudarte
para tragarme tus propias vísceras y rescatar la
conciencia que dejé al cuidado de un ejército de soles.
VANESA MARTÍN
Mujer Océano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario