Que le devuelvan, por favor, el gesto,
que no la desnuden y la dejen secar en mitad de una plaza,
que la bañen en aceite para que corra resbalando cada huella,
que en su boca no quepa un ápice de tristeza,
ni en sus sienes retumbe conciencia alguna,
que sus pasos no agonicen en los intentos de entregarse,
que le canten al oído las nanas que ñle arrebataron
y le declaren dueña del alcance de sus ojos,
que la quieran fuerte y arrebatadamente delicada,
que no le falten naranjas en su cesta
y rueden cada mañana por la madera
hasta que su jugo la devuelva a sus dotes.
Que el verano sea de nuevo suyo
y el tiempo solo una excusa para llenarse de más experiencias,
que en la torre no haya vigías ni faros,
que le dejen de una vez equivocarse
y que siga amontonando tacones en en el armario del pasillo.
Que en la escalera sepan cruzarse los besos de arriba abajo
y que las pasiones mudas sigan hirviendo con el té de alguna tarde,
que le dibujen sonrisas
y le cuelguen de su cabello dorado sueños revividos,
que no haya castillos ni encierros,
ni cárceles de oro.
Que le devuelvan el gesto y todo lo que fue suyo.
VANESA MARTÍN
Mujer Océano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario