El porqué estoy vendada diré luego.
Tenía poca luz dentro del tipo,
- pensaba en machacar ciertos cerebros -,
vi una rosa de pronto, una rosa,
y una oruga a su lado,
y un niño abajo jugando al peón.
Había llovido,
el aire estaba limpio y daba gusto,
la vecina de abajo recibía a sus hombres,
un viejho llevaba nietos en sus manos.
Otra nube llovía.
Una muchacha de servir cantaba.
Entonces ví la Luz en todo esto,
Dios estaba en el aire y en la lluvia.
¡ No hay derecho -grité-, a estar tan triste !
El porqué estoy vendada diré ahora:
con el puñal regalo de una amiga,
un pequeño pinchazo en este muslo
por ver si Dios me entraba en el cuerpo.
GLORIA FUERTES
Obras Incompletas.
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