Los muertos están vivos,
mientras los vivos parecemos muertos,
amarillos de oro o de ira, muertos,
porque no desatamos las correas
ni nos lanzamos besos.
El odio inextinguible nos anomia,
el egoísmo nos afea tanto,
que parecemos monstruos peinaditos,
sapos con coche,
viejos sin coche,
viejos sin años,
hienas vacías con televisor.
Estamos como muertos y es por eso,
por no tener un aro y un balón
una sola bandera
y un " ¡ Válgame Dios ! "
GLORIA FUERTES
Obras Incompletas.
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