Servidora,
stajanovista del verso.
Yo que diariamente
saco dos o tres poemas de la mina
(del lápiz)
en una cómoda jornada de doce horas
(claro que no los pulo).
No limpio el polvo
ni hago la cama.
Una sirena muda me recuerda
que tengo la nevera y la tripa vacía.
A veces hago un salto en el trabajo
atiendo al insistenteteléfono
(según quien sea
me tiro una hora
para que el interlocutor
no se pegue un tiro).
Nadie me prohibe hablar por teléfono,
durante la jornada,
no robo al Estado,
pago mis facturas.
Soy mi jefe de personal
mi director,
mi guía.
Por eso y no por los políticos
me siento un trabajador,
un silencioso stajanovista.
GLORIA FUERTES
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