Soy como esa isla que ignorada
late acunada por árboles jugosos
en el centro de un mar
que no se entiende,
rodeada de NADA,
sola solo-.
Hay aves en mi isla relucientes
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan solo un pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla
sois vosotros, los versos
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene del mar que me rodea.
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo
-manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo-.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz -que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo-.
Para mi es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro,
SÉ TODO, porque vino un misionero
y me dejó una Cruz para la vida
-para la muerte me dejó un misterio-.
GLORIA FUERTES
Isla Ignorada.
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