Y nunca más la tierra de ceniza
a pisar volveré, que Duero abraza.
¡Oh loma de Santana, ancha y maciza;
placeta del Mirón, desierta plaza,
con el sol de la tarde en mis balcones
nunca os veré! No me pidáis presencia;
las almas huyen para dar canciones:
alma es distancia y horizonte es ausencia.
Mas quién escuche el agria melodía
con que divierto el corazón viajero
por estos campos de mi Andalucía.
ya sabe manantial, cauce y reguero
del agua santa de la huerta mía.
¡ No todas vais al mar, aguas del Duero!
ANTONIO MACHADO
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