Todos somos ciegos en Granada,
tú, yo, y ese que se come su tajada;
esta noche la luna anda menguada,
pero a mí, particularmente, no me importa nada.
¡Malhaya quien sólo se esmera
para ser topo de golpe o escalar por la lendrera!
¡Bendito tú,
ser luciente.
que das la sal por la arena
o el azúcar por un niño.
-¡Por eso yo te doy un pimentón¡-
Bendecido sea quien deja lo que ama por iluminar;
...aunque pueda morir Uno de Oscuridad....
¿Qué importa si quedan once apóstoles
y no muere el Maestro?
GLORIA FUERTES
POETA DE GUARDIA
1 comentario:
Hermoso poema, de una poeta que se ha querido olvidar por causas socio-políticas. Gracias.
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