A no ser en tus manos,
donde mejor me encuentro es en el mar,
allí empiezo a leer hojas a los peces
-en el bosque leo peces a las hojas-,
en las hojas del nogal he aprendido.
En los ojos de los hombres nada veo,
a veces les cuelga una lista de muertos
de las sucias pestañas.
Por eso retorno a tus manos,
que siempre me ofrecen un mendrugo de paz.
GLORIA FUERTES
POETA DE GUARDIA
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