-Hijo, tu padre
era un conocido mío.
Hijo, tu padre,
era sólo un forajido.
-Madre, mi padre
era flor de los caminos,
llevo su sangre,
en mis ojos de domingo,
por mis pìernas,
por mi cuello de novillo.
-Hijo, tu padre,
era un rudo campesino,
mira, tus versos,
yo no sé a quién ha salido.
-Madre, mis versos
salen a un pájaro herido.
Madre, mi padre
era un santón peregrino
yo soy un monje
en el claustro del Destino.
-Hijo, tu padre
iba todo dolorido.
-Madre, mi padre....
¡ fíjate bien!
¡soy yo mismo!
GLORIA FUERTES
POETA DE GUARDIA
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