Soy una miga de pan
caída de un convite.
Ni Dios me sabe a nada,
ni estoy solo, ni amargo
e ignoro mi dulzura.
Hasta que a mí llegó
el Arcángel sonoro.
Ángel, abrázate
al sol de par en par.
Abarca con tus alas
el aire, arrópalo.
Tu eres rosa y león.
Tu rugido perfuma y tu flor ruge.
Escalas por la luz
y tus pies me lastiman.
Pero el dolor de un ángel es sagrado.
ANTONIO GALA
Poemas de amor.
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