Un bicéfalo cóndor
surca de pronto el aire:
se cierne y se descuelga, infinito,
sobre sí mismo. Cabe
todo el cielo en sus alas.
Su transparente condominio
lo mece y le abre paso.
Refulgen al sol el doble pico,
la cuádruple mirada.
Un solo corazón
lo eleva y lo alimenta.
Todo está en él. Él manda.
Él aclara el enigma de la esfinge,
desenreda la confusa madeja
del destino, constela con sus soles la noche,
desafía la enhiesta cordillera.
El amor es ese cóndor bicéfalo.
Y nuestro corazón, su corazón....
ANTONIO GALA
Poemas de amor
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