No hubo torero nunca que pudiera
torearos desnudo por la noche,
porque dais aún más miedo que los vivos
y vuestras arrancadas son mortales.
Hechos solos en piedra por la lluvia,
no hubo matador, no hay quien os mate,
y cargados de siglos y silencio
tejéis lo misterioso con las patas.
Toros de piedra ciegos, poderosos
embistiendo a la nada con bravura,
sin cuerpos ya y cada vez más toros
desafiáis las normas naturales,
igual que el hombre es hombre sin tristeza.
GLORIA FUERTES
Mujer de verso en pecho.
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