La Sirena en la playa
dio a luz un Sireno
con un hato de llaves
y su chupa de cuero.
El sireno no quiso
trabajar tierra adentro
ni conocer su padre
ni quedarse en el Ebro.
Él se nada a Venecia
él solicita un puesto;
él quiere ser lo que es,
sireno.
En sus lomos lleva
a los turistas lelos,
y con su florescente cola,
señálales los monumentos.
-Trabaja día y noche
como el viento-.
Chapoteando las calles
de Venecia,
va el sireno sereno
abriendo los portales
con su hato de llaves
de misterio,
su brillo de pescado
su chuzo de secretos.
Nunca sale de día
ni del agua,
ni se afeita,
ni asiste a los estrenos.
Y nadie, nadie sabe,
sólo él y yo sabemos,
que es hijo de Sirena,
y que no tiene piernas
ni sexo.
GLORIA FUERTES
Poeta de Guardia.
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